El alma de Hort de Nal
Comprometerse con una persona siempre es el inicio de una aventura. Pero cuando Paco y Lucía lo hicieron en 2016, aquella aventura acabó transformando sus vidas por completo.
Buscaban un lugar donde celebrar su boda, un espacio con alma, rodeado de naturaleza y de las personas que más querían. Fue entonces cuando Toñi, la madre de Paco, le habló a Lucía de una finca familiar que llevaba más de treinta años cerrada. Abandonada, en silencio, olvidada.
A simple vista, parecía imposible. Pero Lucía sintió algo. Había en aquella finca una energía especial, una fuerza difícil de explicar. Donde otros veían polvo y ruina, ella vio futuro, vio vida.
En febrero de 2017, con solo cuatro meses por delante para su boda, decidió dejar su trabajo y lanzarse de lleno a una locura maravillosa: reformar por completo la finca y transformarla en el lugar donde celebraría el día más importante de su vida. Entre planos, pintura, andamios y decisiones infinitas, cada rincón empezó a cobrar sentido.